Autor: Kristel Ralston
Temática: Ficción
Descripción: Capítulo 1 ―Lo lamento de verdad, señorita Montgomery ―expresó el director de la Escuela Elemental Baltimore, mirándola con un gesto compungido que no parecía sincero en lo absoluto―. La institución le está muy agradecida por sus servicios de los últimos tres años, pero la crisis nos impulsa a reducir el equipo de profesores en un treinta por ciento. Usted está incluida en ese grupo… Las manos pequeñas y suaves de Abigail se aferraron con fuerza al asiento. No podía creer que estuvieran despidiéndola. Había mantenido la esperanza de no estar incluida en la lista cuando supo que iban a iniciar un proceso de reducción de personal académico. Sus ojos azules retuvieron las lágrimas que pugnaban por salir. La sangre le corría con lentitud como si estuviese en una escena de cámara lenta. Sentía que la blusa sin mangas y cuello redondo, la asfixiaban. Le hubiera gustado salir corriendo, pero mantuvo la espalda erguida, y rezó en silencio para que su rostro no demostrara cuán desesperada se sentía. ―Por favor, señor Yukosvky, reconsidérelo. Yo… ―Respiró profundamente para mantener el aplomo antes de continuar―. Tengo un programa de enseñanza innovador y quisiera ponerlo en práctica ―sonrió intentando refrenar su voz temblorosa―, inclusive usted lo aprobó. Necesito este trabajo… mucho ―afirmó con una mirada sincera, procurando que el hombre comprendiera cuán importante era continuar recibiendo un salario puntualmente. Yukovsky le dedicó una expresión de pesar que resaltó su nariz ligeramente torcida, luego se pasó la mano por la calva y apretó los labios como si estuviese conteniendo una réplica quizá demasiado mordaz. El hombre era conocido entre el personal académico de la escuela por su poco tacto al tratar a los demás, pero en ese momento Abby notó que intentaba controlarse con ella. El director, antes de volver a dirigirse a la profesora de matemáticas y geografía, contempló los diplomas académicos que estaban colocados en la pared derecha de su pomposo despacho. Parecía como si intentara decidir